La vida religiosa

Para mí, es interesante que tres de los cuatro autores que leemos para mañana eran figuras religiosas. Más, las tres personas fueron casi forzadas a entrar la vida religiosa. Es importante considerar la relación fuerte y complicada entre el arte y el catolicismo. Pienso que durante los siglos XVI y XVII, una persona inteligente o de estatus alta básicamente necesitaba ser monje/a o miembro del clero para tener una vida respetada. Francisco de Quevedo fue el cuarto auto, lo no muy religioso, y su vida tenía mucho escándalo. Pero, es obvio que las personas que sí fueron religiosas todavía no estaban 100% comprometido a la vida, a causa de que no fuera completamente su elección. Lope de Vega decidió ser sacerdote para escapar de sus “tentaciones de la carne,” pero escribió un poema (“Rimas sacras: XVIII”) sobre su inhabilidad de conectar a Jesús y permitir a él entrar su vida, literalmente y figuradamente. Este poema tiene un tono muy diferente que uno que leemos de Santa Teresa de Jesús, “Vivo sin vivir en mí.” En el poema de Santa Teresa, su amor por Dios es obvio. “Rimas sacras: XVIII” empieza en serio, pero para mí en el final Lope de Vega no sienta malo sobre su situación. Él sé que “su puerta” está cerrada, pero exclama que “‘mañana le abriremos’… para lo mismo responder  mañana!” En el caso de Lope de Vega, ser sacerdote no cambió la persona que él fuera antes de entrar la Iglesia. Pienso que Luis de Góngora y Sor Juana Inés de la Cruz trataron más duramente aceptar la vida religiosa.

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