“Pecado de omisión” por Ana María Matute describe la vida de Lope, un huérfano que vive con el primo de su padre, Emeterio. Al principio, el cuento parece ser semejante a el cuento de Cinderella, en que una huérfana es tratado malo por sus guardianes; sin embargo, este cuento no concluye en una forma tan feliz como el de Cinderella.
Lope vive casi completamente en el aislamiento. Emeterio le manda que se convierta a un pastor en las lomas de Santa Aurea para vivir con Roque que casi nunca habla. En las lomas, Lope pasa muchos años hasta que Emeterio quiere verlo. Cuando regresa al pueblo y ve a Manuel, un estudiante con quien Lope había asistido escuela y que no trataba mucho en escuela, ve la vida que podría tenido si tuviera la riqueza o el apoyo de alguien con riqueza. Manuel es casado, rico, y feliz. En respuesta a esta vista, Lope se enfurece, y últimamente ataque y mata a Emeterio.
Al fin, este cuento refleja una sociedad corrupta en que los ricos no necesitan trabajar para nada. Este idea es claro en el párrafo que compara los manos de Lope con los de Manuel. Los dedos de Lope, que trabajaba toda su vida sin casi ninguna recompensa, “no tenían flexibilidad, no hacían el juego,” mientras los de Manuel, que parece tener felicidad y los ser queridos, tienen “unas brillantes, pulidas.” Él que trabaja no recibe nada más que un poco de comida cada dos semanas mientras él que nunca trabaja duramente parece tener todo.
El cuento se llama “Pecado de omisión,” cuál significa un fracaso de realizar una acción importante, y en el caso de Lope y Emeterio, Emeterio comete un pecado de omisión por no tratar a Lope mejor. Pero al mismo tiempo, el fin del cuento, después de que Lope mata a Emeterio, la hija le recuerda a Lope todo que ha recibido de Emeterio, y que no estaría viviendo si no hubiera tenido Emeterio. Entonces, el cuento nos deja con preguntas complicadas sobre la gratitud que debemos (o no debemos) tener por la gente que da sin querer, y sobre la responsabilidad que tienen los ricos de dar a los pobres.