“No Oyes Ladrar Los Perros” por Juan Rulfo de México describe el viaje de dos hombres al pueblo de Tonaya. El padre lleva a su hijo herido, Ignacio, en sus hombros con la esperanza de encontrar ayuda médica. Literalmente y metafóricamente, el padre lleva el peso de su hijo sobre su espalda. A lo largo del cuento, la relación entre Ignacio y su padre cambia. Al principio, Rulfo hace parecer que Ignacio y su padre tienen una relación amorosa porque durante el paseo, se mueven como “una sola sombra” (Línea 11). A pesar de que el padre es débil, se niega a dejar a Ignacio solo porque el dice que “te llevaré a Tonaya a como de lugar” (Línea 55).
Sin embargo, hay un cambio hacia la mitad del cuento cuando el padre confesa que todo lo que hace no es para Ignacio, sino para su madre muerta. Su padre confiesa que sabe que Ignacio robará y volverá a matar personas otra vez. Al final, el padre está reflexionando emocionalmente sobre la infancia de Ignacio, y cómo se puso furioso desde que era un bebé. La línea final dice “¿Y tú no los oías, Ignacio? No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza” (Línea 122). Pero, Ignacio no puede responder porque ha muerto. Por lo tanto, “No Oyes Ladrar Los Perros” es un cuento de dolor y tristeza.
Hay muchos símbolos como los perros, que representan la esperanza y la posibilidad de salvar Ignacio y su relación. Pero, cuando el padre escucha a los perros por la primera vez, Ignacio ya no está vivo. No sé si tengo razón, pero el cuento repite las ideas de la luna y la luz, y tal vez esto podría representar figurativamente la madre porque ella dio a luz a Ignacio. Esta historia refleja la vida de Juan Rulfo y la región en que nació, Jalisco, porque “es tierra de muertos y moribundos” (69).
La mitad de la historia, cuando el padre comienza a reflexionar sobre la infancia de Ignacio, parece ser su versión de desahogarse. El padre afirma que si su hermano menor no hubiera matado a su madre, la única persona que sabemos que amaba, que Ignacio probablemente la habría matado en base a sus acciones. Esta diatriba me hizo pensar si el padre era o no exactamente un buen padre también. Por el contexto de este diálogo de un solo lado, parece que esta es la primera vez que él e Ignacio han tenido esta conversación. En lugar de abordar el comportamiento de Ignacio años antes, parece que está actuando demasiado tarde. Su ira está justificada, porque Ignacio ha cometido muchos delitos y ha arruinado muchas vidas, pero creo que gran parte de la ira del padre proviene de su inacción anterior. Tal vez su culpa le permita llevar a Ignacio tan lejos en condiciones tan duras. La muerte de Ignacio después de la diatriba del padre me hizo preguntarme si escuchar las cosas horribles que había hecho le hizo perder la esperanza de vivir. solo le había causado dolor a su familia, y su propio padre nunca reflexionó sobre ninguna de las buenas acciones que hizo. Su padre cita cómo Ignacio ha sido mala suerte para él y su familia, pero también su amigo que es un predicador. La ironía de las últimas palabras del padre es profunda. Incluso después de que su hijo se aflojó y murió de espaldas, todavía le recuerda su incompetencia.