“La mujer de llegaba a las seis”- Repuesta a Hazel (Zoe Bock)

Me gustan estas ideas de Hazel sobre el cuento “La mujer que llegaba a las seis” por Gabriel García Márquez, especialmente su énfasis del uso de la repetición en los acciones y en el diálogo de José. En adición a los puntos de Hazel, es importante a enfatizar las tácticas diferentes que Reina las usa para infiltrar esta repetición de José. A través de la historia, Reina tiene muchos cambios en su tono. Por ejemplo, el narrador explica que “ahora la mujer había cambiado de expresión”, y, luego, dice –en una manera menos directiva pero todavía sobre un cambio de tono y personalidad– que Reina “había dejado de reír y estaba otra vez seria, pensativa, apoyada en el mostrador” (Márquez, línea 132 y 164-165). Ella hace estes cambios rápidos al objeto de manipúlarle a José, y estes cambios se hace Reina le aparece al lector como menos confiable y honesta.

No estoy seguro, pero también es posible que los acciones repetitivos de José muestran su incomodidad (de una poca vergüenza) en la presencia de Reina; muchas veces en la historia dice que “José se ruborizó” (l. 94). Ella tiene un cierto poder sobre él, y es posible que, aunque él esté enamorado con ella, él siente más seguro quedando en su rutina diaria, haciendo cosas que son familiares a él. En una manera, Reina casi trata a confundirle a José con sus preguntas hipotéticas, y todo de esto es una parte de su manipulación. Ella tiene éxito; en un momento, “José estaba confundido” y él “sintió un poco de indignación” (l. 160). Ella le reforza a José para hundirse a él y luego le reforza otra vez para puede bajar su último cambio: que ella estaba en el restaurante “desde las cinco y media” (l. 360-361).

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