Lyra Seaborn, 12 de noviembre, Clase 9, Grado 2

La clase salió bien hoy. Los estudiantes estaban más tranquilos que en las semanas pasadas y no tuve que trabajar tanto para recuperar su atención. Creo que les gustaba la lección sobre los deportes porque para muchos es un tema muy relevante e importante en sus vidas – por ejemplo, en mi clase hay niños que juegan béisbol, gimnasia, fútbol, etc., y estaban emocionados cuando aprendieron la palabra en español para sus deportes. Había mucha participación de diferentes niños durante el repaso y recordaron el vocabulario bien. A veces tienen dificultad con la pronunciación, pero están intentando y puedo ver su entusiasmo y esfuerzo. Como en la otra clase, les encantaba jugar charadas y esta actividad tomó mucho tiempo porque había tantos voluntarios. Había un momento interesante durante el juego. Los estudiantes en el frente del aula tuvieron que actuar como si fueran jugando el deporte que les dimos mientras los demás adivinaron la palabra correcta en español. Dimos “el baile” a un chico y él se volvió muy reticente. No quería actuar como un bailarín, y los otros niños se rieron cuando descubrieron su deporte. Yo me sentía en conflicto porque no quería poner un estudiante en una situación incómoda, pero al mismo tiempo no quería perpetuar ideas dañinas sobre el género; quería mostrar que los chicos también bailan y no es algo vergonzoso o chistoso. No sé si ellos me escucharon cuándo expliqué esto. El resto de la lección fue sin problemas, pero yo todavía pensaba en ese pequeño incidente.

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