Lyra Seaborn, 22 de octubre, Clase 6, Grado 2

La clase de hoy salió bien. Algunos de los estudiantes recordaron lo que aprendieron la semana pasada (el vocabulario de la familia) y había mucha participación durante la lección incluso de los que no tienen mucha experiencia con español. Sin embargo, había momentos en que yo sentía que estaba perdiendo la atención de la clase, especialmente cuando leímos el libro La oruga muy hambrienta. Al principio, los niños estaban emocionados porque muchos ya habían leído este libro y les gustaba, pero había muchas palabras desconocidas y creo que les confundieron y, como resultado, ellos dejaron de prestar atención. Después, traté de recuperar su interés por involucrar a ellos con el repaso de la comida: les pregunté, “¿Te gustan las manzanas?” y “Repite: El queso, por favor” y cosas así, y esta estrategia ayudó. También usé el truco de susurrar cuando los estudiantes eran ruidosos y esto fue muy exitoso – voy a usarlo más en el futuro. Creo que puede ser difícil mantener el control porque enseño al final del día el viernes y los niños están listos para el fin de semana. Sin embargo, todavía parecen entusiasmados por aprender el español. La lección no tomó todo el tiempo – fue más rápida que yo anticipé – y mi voluntario, Meredith, y yo tuvimos que improvisar por cinco minutos. Al principio de la clase, fingimos que fuimos a tener una fiesta e imaginamos a quién de nuestras familias traeríamos y qué ropa llevaríamos. Meredith tenía la idea de incorporar esta idea otra vez y preguntar a los niños cuáles comidas querrían para la fiesta (recibimos muchos votos para el helado). Para terminar, los niños escogieron un video de una clase anterior para mirar. En el futuro, voy a pensar más en actividades para guardar de reserva por si acaso tengamos tiempo extra. 

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