El uso de la luz y la oscuridad en los primeros capítulos de Martina, la rosa número trece por Ángeles López ilustra el sufrimiento y la falta de esperanza de las mujeres. En el primer capítulo, López se dice que la sola presencia de la niña de la enagua “era como un depredador que mordiera oscuridad para generar la luz” (28-9). La imagen de esta declaración no es tentadora, pero da miedo a las víctimas y a los lectores. Sin embargo, la descripción de esta escena es importante para introducir a los siguientes momentos de la historia. En el momento en que Encarna y Martina se despiden, López describe la escena como “el abrazo más negro y oscuro del mundo” (42). La oscuridad representa la tristeza, el fin y la muerte. También, simboliza la falta de esperanza de Martina. La instancia del abrazo oscuro es la materialización de la idea que ella va a morir por la ejecución de la dictadura de Francisco Franco.
Para Martina, la oscuridad simboliza la opresión del poder franquista. La comparación de la presencia de la niña de enagua con el abrazo de Martina y Encarna es interesante para entender el control opresiva que la dictadura tenía sobre las personas contra Franco. Era difícil para participar en la resistencia de las ejecuciones y la tortura de los inocentes porque las consecuencias también incluían estas acciones terribles. Hemos visto esta dificultad de resistir la opresión en la película La voz dormida. Las descripciones de las escenas y la oscuridad contra la luz en Martina, la rosa número trece también muestran el sufrimiento.