¿Quién es el protagonista? ¿Hay aún uno?

El artículo “Protagonist: Bernarda Alba or Pepe el Romano? In Lorca’s The House of Bernarda Alba” por Humaira Tariq es una buena investigación en los papeles verdaderos de los personajes en la obra y cómo la masculinidad impacta el cuento.  Es bien curioso que Tariq mantenga que Pepe el Romano es el protagonista considerando que él nunca habla a través de la obra y todas las personas que sí hablen—aún solo una vez—son mujeres, pero su argumento es que él imponga más influencia que aún la matriarca Bernarda.  Al final del artículo, Tariq provee su tesis en términos muy simples: “Bernarda Alba is no doubt an important character in the play, as the title of the play carries her name yet when compared to Pepe, the supremacy is unmistakably Pepe’s, as the justified protagonist of the play” (37).

Antes de leer esto, nunca he considerado Pepe el Romano como una fuerza comparable o más poderosa que Bernarda por razón de la ausencia física y agentiva de él en la obra, pero Tariq muestra que él sí afecta la trama profundamente.  De hecho, todo el cuento se centra en él y cómo él “exercises powerful influence on the house” (35).  Esta influencia es lo más evidente en cómo Bernarda reacciona excepcionalmente a él—ella le da su aprobación, una evaluación muy rara de Bernarda para un hombre según su historia.

Aún más básico es el concepto del protagonista en general en la obra.  No hay un personaje singular que se puede llamar definitivamente el “héroe” o la “heroína” del cuento, y este parámetro limitado explica por qué no he identificado un protagonista antes de descubrir el artículo por Tariq.  Solo cuando se expande la definición de la protagonista a incluir alguien que principalmente moldee la trama en cualquier manera se puede ver Pepe el Romano como el protagonista.

Tariq, Humaira. “Protagonist: Bernarda Alba or Pepe el Romano? In Lorca’s The House of Bernarda Alba.” IOSR Journal of Humanities and Social Science 7.4 (2013): 35-37. Web. 21 Mar. 2017.

Una representación de la naturaleza sospechosa y peligrosa de Quimet

La plaza del diamante por Mercè Rodoreda provee muchísima evidencia desde el comienzo de la novela que la relación entre Natalia y Quimet no es normal, saludable, o equilibrado, y esta discordancia se vuelve más obvia a través de la primera parte del cuento (y habiendo visto la progresión de la novela hasta ahora, su conexión problemática va a parecer aún más afligida en las páginas siguientes).  Pero hay una escena particular incluida en el quinto capítulo que, yo creo, ilustra las características abusivas de Quimet y su futuro nefasto con Natalia.

En las páginas 34–36, se puede observar una interacción extendida pero aparentemente rutinario no solo entre Natalia y Quimet pero con la madre de Quimet presente, también.  La madre les ha preparado una cena—una acción bien generosa considerando la pobreza de los dos amantes—pero en lugar de expresarle su agradecimiento por la comida a la cocinera, Quimet inmediatamente critica el esfuerzo culinario y declara que la comida no contenga suficiente sal.  A pesar de la persuasión de Natalia y la madre de Quimet a comer la cena como ya es, Quimet nunca la come y dice que solo vaya a comer el postre.

Es curioso para mí que Rodoreda haya decidido a dedicar tanto tiempo y texto a esta situación incómoda, pero pienso que sugiera dos aspectos fundamentales de la novela: primero, que la autora quiera representar el comportamiento tóxico de Quimet (y las personalidades de todos los personajes, también) a través de un serie de demostraciones sutiles, diarias, y no bombásticas; y segundo, que sea importante a la comprensión de la narrativa que el lector sepa desde muy temprano que Quimet es una persona sospechosa.  ¿Y cómo muestra Rodoreda lo segundo?  A través del rechazo de la comida (y así el amor) de la madre suya—un rechazo grave que solo puede hacer un “demonio.”

Rodoreda, Mercè. La Plaza Del Diamante. Barcelona: Edhasa, 1984. Print.