Un parte en particular de la historia que resume la mayoría de las ocurrencias de la historia y también el gran tema, en mi opinión, era cuando un nuevo sacerdote reemplazó Don Manuel y Lazaro le dio el consejo “Poca teología, ¿eh?, poca teología; religión, religión”. Había un conflicto en la historia entre el papel de religión en relación de ser una persona Buena—creo que había un conflicto en la historia entre el papel de tener fé y de solo tener una corazón buena. Para Lazaro, Don Manuel era una figura dura y sabia y por eso su enlace con religión no se preocupaba para nada.
Y en una manera un poco extraño pienso que esta es el poder de religión. A veces cuando personas no quieran tener fé en un dios o practicar un religión en particular ellos descubrirán que hay un aspecto de un religión que puedan conectar con o identificarse con. Para Lazaro la alma buena que tenía Don Manuel superó su identidad de ser santo.
De principio a fin “San Manuel Bueno, mártir” describe el proceso de encontrar sentido en la vida que no estaba buscando por al principio—solo descubierto por sorpresa en el personaje de Don Manuel quien, a Angela, “(le) enseño a vivir” y a su y su hermano “(les) enseño a sumergirnos en el alma de la montaña, (y) en el alma del lago, en el alma del pueblo de la aldea.” Un énfasis no es necesario para tener una alma buena.
Unamuno, Miguel De. San Manuel Bueno, Mártir. Print.