Rubén Darío y Delmira Agustini eran dos poetas que escribían al mismo tiempo en un estilo muy particular; hoy en día lo llamamos el modernismo. El modernismo se caracteriza por sus valores artísticos y estéticos, usando muchos de los recursos literarios para crear un símbolo o una metáfora compleja que aguanta la idea principal de la obra. Ambos Darío y Agustini tienen un poema que se llama “El Cisne” en que usan la imagen de un cisne para representar la poesía como una manifestación del intelecto humano.
En los dos poemas, la voz poética captura la yuxtaposición de un cisne. Por un lado, es una figura de gracia– de belleza. Por otro lado, es un imagen de poder y fuerza, sobreviviendo y luchando, a veces. En el soneto de Darío, demuestra la belleza del cisne con una alusión a Helena de Troya y su madre, Leda, figuras que personifican la hermosura en la mitología griega. Agustini lo hace con la imaginería, pintando una escena de un lago fantástico con agua muy claro y un cisne “con dos pupilas humanas, grave y gentil como un príncipe,” (Agustini). Para demostrar el contrario, la representación de la fuerza, Darío menciona otra figura mitológico, Thor y su martillo, en acuerdo con un cisne. En la obra de Agustini, la voz poética usa frases metafóricas como “pico en fuego” (Agustini) para describir su fuerza.
Esta yuxtaposición del cisne, que es bella y también feroz, puede ser asociado con la poesía, en que nunca es solamente agradable y bonita– tiene propósito y significado al mismo tiempo. Lo que es importante en el modernismo es que la poesía funciona por los dos lados, por la estética, y también por algo mas allá.