El feminismo es un movimiento multifacético, con un número grande al punto de exasperación de variedades y extremas. Solo en los Estados Unidos, ha sido feminismo radical, feminismo social, feminismo Marxista, eco-feminismo, feminismo de la primera oleada, secunda oleada, tercera. Cada versión tiene sus teorías y puntos centrales, sus metas políticos y sociales. Por ejemplo, los feministas (es una equivocación muy común crear que todos los feministas de alguna época son mujeres) de la primera oleada – en los Estados Unidos, eran prevalentes en los 1890s y 1910s – se centraban en derechos jurídicos, como el derecho de votar, y creían que las mujeres deben mudar el peso de la feminidad tradicional, y la igualdad existe en la semejanza. Los feministas del secunda oleada, al otro lado, creían con gran convicción en la mística femenina, el poder de la feminidad y maternidad como el complemento de la masculinidad ciega y torpe.
Me llamo una feminista, aunque generalmente no suporto legislación que muchos la etiqueta <<feminista>>. Para me, el feminismo al fin y al cabo es sobre la elección. Creo en la igualdad de los sexos; creo en la construcción social de los géneros; creo en el poder de la feminidad y la maternidad; también creo en el fortalecimiento de las mujeres a través educación y trabajo igual. El feminismo es sobre las prostitutas y los transexuales, las madres y las líderes, es sobre la elección que haga cada mujer – ¡cada persona! – sobre la manera en que la quiere vivir su vida, para estar una ama de la casa o una ejecutiva o bailarina exótica o ingeniera. Y porque esta es mi creencia, no puedo llamar <<Hombres necios que acusáis>> por Sor Juana Inés de la Cruz un poema feminista – o, por lo menos, no es un buen ejemplo.
Examinamos el lenguaje del poema con más cuidado. Sí, es obvio que el poema está reprochando los hombres, como un género entero, para su arrogancia respeto a las mujeres. Pero, centramos en esta frase:
<<Queredlas cual las hacéis,
O hacedlas cual las buscáis.>>
(61-62)
Este fragmento – y, sí, el poema entero – está empapado con un sarcasmo cáustico, pero el lenguaje – el retórico – es claro: da todo el poder al hombre. <<Las mujeres son como las habéis hecho; ¡aceptad la responsabilidad!>>, dice ella. En ningún parte sugiere que los hombres deben aceptar las mujeres con las han creado, en sí mismas, ni, de hecho, sugiere que las mujeres pueden crearse. No es un exhortación a las mujeres ignorar el juicio de los hombres, ni aprovechar su idea de la feminidad. El poder de hacer, de juzgar, de cambiar, de tomar responsabilidad – el poema le da todo en manos de los hombres.