“The story is good […] because it leaves so much to the imagination” (Wimsatt and Beardsley 33).
De todas las ideas en la lectura, esta frase me interesa más. Me recordé del pensamiento común que literatura buena crea más preguntas que contesta. Estoy de acuerdo con este pensamiento porque si una historia no deja nada a la imaginación, la interpretación es más limitada que una historia que no explica exactamente lo que el autor estaba pensando cuando la escribió.
Esta idea es muy importante cuando consideramos la literatura de otras épocas y otras culturas. Winsatt y Beardsley (y también Eagleton en “What is Literature?”) enfatizan que emociones y respuestas a una historia dependen de las experiencias del lector. Por ejemplo en la cultura del oeste, usualmente una flor representa la pureza y la belleza de una mujer, y el color rojo representa pasión y amor. Pero en otras culturas, las flores y el color rojo probablemente tiene connotaciones diferentes. Asimismo, en las décadas del futuro, es posible que las flores y el color rojo representaren cosas diferentes completamente de las que representan ahora. Esta es la verdad porque personas de épocas diferentes y de culturas diferentes tienen experiencias diferentes. En esta manera, si el autor no dice explícitamente que significa cada cosa en la historia, la ambigüedad permite que la historia sobrevive la prueba del tiempo.
También, cuando el autor no contesta todas las preguntas, no existe una interpretación “correcta”. Aunque el autor probablemente tenía una intención especifica cuando escribió la obra de literatura, pienso que la literatura es más que esta intención. Yo considero la literatura como un pedazo de arcilla con significado que cambia dependiendo en quién la está leyendo.
Wimsatt, William, and Monroe C. Beardsley. “The Affective Fallacy.” The Verbal Icon: Studies in the Meaning of Poetry. Lexington: U of Kentucky P, 1954