En su poema, “Meciendo”, la poeta Grabriela Mistral demuestra el movimiento perpetua del universo y como influye a la maternidad. El poema sigue a una estructura rígida que subraya a cada línea por su significado, particularmente a los que no se adhirieren a la estructura.
El poema tiene tres estrofas, y cada estrofa enfoque en un parte del mundo como lo sabemos. La primera se enfoque en el mar, representado una mitad de nuestro mundo, el agua. La segunda habla de los trigos que representan la tierra, y el ultimo se enfoque en lo divino– en Dios. Cada estrofa tiene la estructura así:
Introducción de elemento (mar, tierra, cielo)
El elemento mece en una forma.
Una percepción personal del elemento,
La frase: “mezo a mi niño.”
Con esta repetición de estructura, la poeta da énfasis en que todo mece, el mar igual que la tierra igual que Dios. Además, con su descripción agradable de los elementos, ella insinúa que todo este movimiento es consolador. Ella termina cada estrofa con la referencia al mecedor de un niño, comparando sus cómodos del mundo al cómodo del mecedor de un niño. Como el mundo ha influido a ella, ella necesita influir a sus hijos lo mismo.
Mistral también utiliza la personificación de los elementos para describir los sentimientos positivos que le dan. Dice, “Oyendo a los mares amantes… Oyendo a los vientos amantes” para las primeras estrofas, y con la de Dios dice “Sintiendo su mano en la sombra”, robando el patrón que ha creado con las primeras. Esta indica que el último es mas importante, que el Dios es que mas la influya.
Ultimamente, Mistral nos da su percepción cómoda del mundo y el divino, comparándolas a la naturaleza de ser madre para que vimos la influencia notable de la maternidad.