Lucila Godoy Alcayaga nació en 1889 en Vicuña, un pueblo rural de Chile. Allí, recibió las influencias más importantes de su vida, una de su educación y otra del amor. Su madre y abuela eran del mundo religioso, y las dieron a Lucila una pasión para la literatura, y la importancia de lo maternal del mundo. Combinado con esa educación fuerte de la casa, su primero y único novio se suicidó. Ese evento traumático resultó en un gran deseo por parte de Lucila de proteger a los vulnerables del mundo.
Porque tuvo una niñez que centraba tanto en la importancia de la maternidad, y ahora tiene ese deseo de proteger a los desamparados, Lucila Alcayaga se convirtió en una defendedor fuerte de la maternidad. Empezó a usar el seudónimo Gabriela Mistral, para honrar un escritor francés, y de repente producía poemas de gran calidad y cantidad. Dos de sus poemas que mejor representan su peleo para la maternidad son “Meciendo” y “Yo no tengo soledad.” En “Meciendo,” ella habla de algunas causas de su deseo de ser un madre cariñosa. Usa ejemplos de la naturaleza para mostrar la belleza presente en el mundo, y como afecta esta belleza a su percepción de que es ser un madre cariñosa.
“El viento errabundo en la noche/mece los trigos./Oyendo a los vientos amantes,/mezo a mi niño”
Esto es un ejemplo de cómo la naturaleza tiene un impacto en sus acciones como madre, porque ahora que puede ver la belleza presente en su mundo, meza a su niño. En el poema “Yo no tengo soledad,” Lucila habla de la perspectiva de un hijo, diciendo que aunque el mundo tiene tristeza y dolor, porque ha recibido el cariño de su madre, no siente este dolor.
En conclusión, la educación de Lucila, combinado con el suicidio de su novio, han resutado en poesía que se centra en la maternidad y temas de amor en un mundo lleno de dolor. “Meciendo” es un ejemplo de las causas de acciones maternales, y “Yo no tengo soledad” es un ejemplo de los efectos de estas acciones.