En la novela San Manuel Bueno, Mártir, escrito por Miguel de Unamuno, vemos la historia de Don Manuel, un hombre quien dedica la vida por ayudar gente en su aldea. Don Manuel identifica de una cura y sus actos de ayuda son similar a los de un santo. Por eso, es interesante que Don Manuel no cree en religión, Dios, ni la vida de ultratumba.
La historia es presentada a través del perspectivo de otra persona, Angelita, quien cree en religión y Dios. Al principio de la historia, ella no sabe la verdad, pero eventualmente, aprende que Manuel no cree en las mismas cosas. La reacción inicial de Angelita era mala, más o menos – ella pregunta las éticas de hacer un acto así. Pero eventualmente, ella puede entender la bondad de los actos de Manuel a parte del cristianismo.
La bondad que Manuel tiene es totalmente aparte de religión, y Manuel solo hizo lo que hizo porque era la cosa correcta a hacer. Este idea es muy interesante para mi porque en la sociedad en que crecía, la bondad era asociado con religión. Tenía miedo de este pensamiento porque me preguntaba, “¿Qué haríamos sin religión? ¿La bondad no existe en una forma verdadera?” Es obvio que este pensamiento es poco ridículo – la religión puede enseñar a alguien como ser alguien simpático con una “brújula moral“ pero religión no es necesario por ser alguien moral. Por eso, esta historia me da esperanza en humanidad que bondad existe en una forma pura y verdadera.
“… unos de esos caudillos de la que llaman la revolución social ha dicho que la religión es el opio del pueblo.”