En las primeras tres páginas de su “Resguardo Personal,” Paloma Pedrero hace algunas cosas que demuestran perfectamente su poder como escritora de obras teátricas. Como otras dramaturgas, mucho de su energía va hacia las causas de derechos de mujeres, pero su estilo se distingue en algunas maneras interesantes. Su desarrollo de las personajes, a través de unas solas líneas de diálogo, combinado con la cantidad de energía emocional que el lector invierte, sin darse cuenta, en la historia, nos muestra eso muy claramente. Como dice el texto, Paloma Pedrero
“explora las relaciones entre los sexos, la soledad, la frustración, la inestabilidad psicológica, el amor como ímpetu destructor, así como el destino irónico y cruel del ser humano.”
Aun en estas primeras tres páginas del “Resguardo Personal,” el lector puede ver su exploración de todo eso, y que efectivo es su acercamiento a estos temas. Obviamente las relaciones entre los sexos y el amor como ímpetu destructor están presentes, con el argumento central de un hombre y una mujer peleando, y los fiebres psicosomáticos de la mujer (una representación física del sufrimiento que siente Marta a través de su amor para Gonzalo). La soledad está presente y obvio desde el principio, con la escena creciendo con Marta sola en su dormitorio, cubierto en cajas de ropa, solitario en el oscuro. La frustración podemos ver desde la dialoga entre Marta y Gonzalo, con muchos sentimientos poderosas.
En conclusión, lo importante no es las cosas que crea Paloma Pedrero, pero la manera en que las crea. Su estilo distinto y elegante sirve para lograr sus metas sutilmente, y el lector termina con sorpresa que en realidad ahora no es el mismo persona que antes de analizar las obras de Paloma.