El estudio de la crítica de la literatura, y la crítica sí mismo, es muy subjetivo. Entonces, W.K. Wimsatt y Monroe Beardsley necesitan expresar la ambigüedad del criticismo en su ensayo titulado “The Affective Fallacy” para justificar su argumento. Ellos resumen este punto en un párrafo con solo una oración: “The critic whose formulations lean to the emotive and the critic whose formulations lean to the cognitive will in the long run produce a vastly different sort of criticism” (Beardsley and Wimsatt, 34). Puede ver que es una declaración importante porque ellos la separa en su
propio párrafo. Ellos quieren decir que los críticos que analizan los poemas para su reacción emocional van a tener un visto diferente que los quienes analizan los poemas para su contenido e intención. Por eso, un poema o otra forma de literatura nunca tiene solo uno significado porque el significado de la obra depende en el crítico o el lector y como ellos interpretan las palabras. Además, la interpretación de un crítico depende en sus propios experiencias y pensamientos sobre el tema. Aun así, los autores del ensayo también discuten que es la responsabilidad del escritor de escoger palabras para comunicar su intención. Solo es cuando los dos, el escritor y el crítico, tienen lo mismo interpretación de algo que hay una obra que afecta el crítico como el escritor intenta, pero esto no ocurre con todos. No hay solo una interpretación de una obra, y es posible que no hay solo una intención ni solo una emoción que evoca. Pero esto es la belleza de la literatura; no es singular y puede afectar una persona profundamente o no.
Wimsatt, William, and Monroe C. Beardsley. “The Affective Fallacy.” The Verbal Icon: Studies in the Meaning of Poetry. Lexington: U of Kentucky P, 1954.