Francisco de Quevedo invoca las preguntas profundas con su poema, “Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió.” La estructura del poema es básica porque contiene una esquema de la rima abrazada, abba abba cdc cdc, donde las letras indican un sonido. Son minúsculas porque las versas son arte menor. La rima indica que es un soneto que contiene dos cuartetos y luego dos tercetos. Pero además de la estructura, el sentido del poema no es básico. El significado del poema se da los lectores una manera completamente nueva para considerar la vida.
Quevedo escribe que “sin poder saber cómo ni adónde,” su vida se ha huido con su salud y su edad (5). No es nueva esta idea de tiempo pasando demasiado rápido. Lo que es diferente es que Quevedo mida la vida en “sucesiones de difunto” (14). A él le gusta jugar con el tiempo; es evidente en cómo él mezcla los términos “ayer,” “hoy,” y “mañana” en versos 9 y 12. Aunque el orden normal, el orden organizado por el tiempo, es como he escrito, Quevedo usa estas palabras dos veces pero nunca en el orden según el tiempo. A Quevedo, la vida es un proceso de morir que consiste en “sucesiones de difunto” (14).
El significado de esta frase al principio es paradójico; ¿cómo puede la vida ser las muertes? Pero Quevedo tiene sentido. Si usa las palabras “ayer,” “hoy,” y “mañana,” como antes, hoy es la muerte de ayer y la mañana va a ser la muerte de hoy etcétera. También, se puede pensar en las muertes como la muerte de la juventud, la muerte de la adolescencia, la muerte del pelo natural, la muerte del primer diente y más. Es un pensamiento oscuro pero tiene sentido.
De Quevedo, Francisco. “Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió.”