Luis de Góngora era un sacerdote durante los siglos XVI y XVII. Él no le importa mucho su sacerdocio, prefiriendo escribir poesía. En su soneto, “Soneto LXXXVI,” de Góngora compara una mujer a un templo para elucidar su belleza:
“De pura honestidad templo sagrado,
Cuyo bello cimiento y gentil muro
De blanco nácar y alabastro duro
Fue por divina mano fabricado;” (1-4).
En esta cita, de Góngora usa un hipérbaton, poniendo las palabras “de pura honestidad” antes de “templo sagrado” que es una representación que el templo (la mujer) no es ordinario. Como he dicho, este poema es en la forma normal de un soneto, teniendo dos cuartetos y dos tercetos, pero hay mucho significado en el poema corto. En la misma manera, hay mucha hermosura en la mujer. El poeta usa palabras selectas para mostrar la belleza de la mujer, como “bello” y “gentil.”
Además este soneto es una alegoría religiosa. Al final de la primera estrofa, dice que el alabastro “fue por divina mano fabricado.” Un poder superior creó la mujer bellísima. También, el orador del poema ve a algunas cosas importantes que muchas personas omitir. Él habla sobre la cimiento y muro del templo que son esenciales para tener un templo magnífico. El cimiento es la estructura que apoya el resto del templo. En esta manera, el orador no se preocupa sobre las características superficiales; él le importa la personalidad adentro de la mujer.
de Góngora, Luis. “Soneto LXXXVI.”
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